lunes, 6 de agosto de 2007

Lo lindo que me queda estar frustrada.

Creo que ya escribí alguna vez lo que me gustaría redactar en este instante, pero debido al recuerdo barato o como dirían otros, a este “deja vu”, me detengo ante la habilidad problemática de poder escribir lo mismo pero utilizando un nuevo vocabulario no necesariamente rico. ¿Será que las personas somos tan cuadradas que no podemos dejar de justificar nuestra vida con una sola justificación dicha de mil maneras y aplicable a una manzana?
Antes de seguir debo aclarar el deseo de que encuentren en mi un personaje problemático que no se remite a las pruebas ni así tampoco a la noción. Por otro lado me jacto de esquivar las analogías existentes entre cada una de mis conjeturas. Habiendo dicho esto puedo seguir con mi gran especulación.
Algunas veces nuestros conocimientos se guardan en relación a otros conocimientos (dichos pueden ser desatinos) lo que me lleva a pensar la importancia de la alusión al momento de historiar. Cómo se torna difícil separar una historia de otra, si algo en común llevan, debido a la capacidad humana de sintetizar todo hasta la igualdad práctica.
Ahora experimentaré con ustedes:
Busquen en sus escritos o imágenes las similitudes. Si no les hace falta llegar a ese punto se deberá a que se vieron previamente frente al monitor estudiando las posibilidades de hacer hincapié en algo antes citado, dar referencia o quizás, y simplemente, se vieron recordando parte de algún fragmento extraviado (me pregunto si habrán notado que lo extraviado nunca se olvida).
Para seguir, ahora necesito explicar la manera en la que deben imaginarme. Quienes me conocen podrán agregarme sólo un accesorio en mi cabeza y otros en mis respectivas manos. Quienes no me conocen son libres de imaginar de mí hasta un insulto poco hiriente. Sigo con quienes me conocen. Sugiero un gorro de cocinero un pincel y una plancha cuya forma se acerque a la de una pelota de rugby, su material sea la madera y tengo sobre sí colores primarios al borde de la mezcla.
Justifico esta elección con la más tímida de las respuestas: No lo sé. Pero que lindo es elegir sin ton ni son y aunque repita este dibujo de mi persona miles de veces intentando parecerme a un escritor que pinta sobre la heladera sus mensajes sin cordura, me vale comentar que no está mal referirse a un hecho desde cualquier ángulo. Porque no está mal ser quienes somos siempre para no descuidar nuestra esencia.