viernes, 14 de diciembre de 2007

Descubrir mi inquietud.

Cuando el escalón está más alto y lejos puedo ver mi tranquilidad flotar en el aire.
Es un momento, es donde podría quedarme estática durante horas esperando que alguien pase y no se percate de mi perenne presencia. Es componer una obra para la memoria con fotos de un paisaje visto ya mil veces, incansablemente emotivo. Es respirar el aire y soltarlo, que todo enamore y no afecta. Querer llorar sin definir el propósito y nunca enunciar un bosquejo de lágrima. Es no tener miedo de sonreír y atraer miradas, reír y hacer reír por donde se pueda a aquella pupila que mira. Es abrazarse a un mar tan ancho hasta que pueda sentirte y sin que te enteres cuidarte. Es hablarte en respuesta a mi reverberación de tanto mirar hacia arriba y ver que con nubes se está más cerca aunque no siempre sea apacible.
¡Ay! Pero siempre subo. Alcanzo el escalón que me enseña la incalculable distancia que dejé y la que pienso menoscabar. Toco mi tranquilidad sostenida a toda rama y empiezo con un momento. Sin duda… empiezo cuando te abrazo.