martes, 3 de julio de 2007

A mi pesar...

Una vez me detuve en la mirada de aquel que quería atisbarme; pero no se animaba.
En movimientos provocados por el hacinado vehículo, mis desesperadas manos (tratando de arrebatar un aro), coincidieron con las suyas. Desabridas por años de amor; pero suaves por miedo a no ser acepadas rechazaron, como por reflejo, la compañía de mis amargas huellas. Ese instante les avisó a mis pequeños destellados que se atrevieran y se enfocaran en sus aguados. Paredones de hierro se cruzaron en cuestión de milisegundos y ahí perdí ese encantado hastío que quise sanar. En el resto del trayecto y cada vez que una luz verde tocaba mi hombro, me arrimaba a perseguir su mirada. Por momentos dicha persecución se parangonaba con la de un juego infantil sin perder la calma del mar. Pasadas las cuadras que correspondían a mi destino me bajé sin confiar en el más débil silbido de su retina. Así emprendieron mis fanales un camino redondo a una tristeza sin razón. Ofendidos están de haber sido sorteados por aquellos tímidos y quejumbrosos que pidieron la compañía de un lamento hermano.

2 comentarios:

martin pescador dijo...

hola tatia, amiga del alma..
despues de tanto buscar consegui como ponerte una chueca aca, bueno, no tan chueca.
te cuento que en este momento me encuentro con dos puntos en la cabeza despues de la golpiza de un patovica el jueves. no me duele casi nada, bueno te dejo un beso en cada cachete, cuidate, siempre por la sombra q en el sol los soretes se endurecen
juan martin

Bárbara dijo...

Creo que ahora sí....
Espero poder plasmar esta sinceridad en pedacitos que vengo a entregarle.
Me sorprendi gratamente, de encontrarla en mi espacio, que ahora tmb es suyo, porque asi lo elijo y decido compartirselo. Y no tenga la menor duda de que ahora este también será mi espacio por donde pasaré seguido.
A usted que me hace pensar y que me hace quererla.